domingo, 28 de diciembre de 2014

Atrapados en el hielo

Soy nueva en esto de los libros de viajes. Había leído obras con trasfondo viajero, pero puramente literarias. Este libro que acabo de terminar me ha llevado al Polo Sur y a atravesar con Shackleton mares de hielo con un barquito en el que viajan nada menos que veintiocho hombres. Exploradores ingleses, irlandeses, escoceses, australianos. Seres únicos, hechos de piel y huesos, como nosotros, pero con una fortaleza mental y física fuera de lo común.

Los tripulantes del Endurance, que partió de Inglaterra en 1914, atraviesan durante más de dos años un mundo de hielo, vendavales, penurias, miedo, frío, horror junto al valiente Shackleton, que consigue tras mucho esfuerzo los fondos para la increíble aventura que su compatriota, Scott, y él mismo, había realizado previamente con otros resultados. La aventura de Shackleton quería ir más allá y lo logró, fundamentalmente por el modo en que llegaron al Polo Sur, por las aventuras y los desastres que tuvieron que soportar y lo que como seres humanos demostraron. Las asombrosas fotos de Hurley, uno de los exploradores y de los personajes más curiosos que habitaron el barco, acompañan este texto que resume en pocas palabras la larguísima travesía desde Inglaterra hasta el sur de América, y desde allí a las islas en las que fueron parando hasta regresar sanos y salvos -más a salvo que sanos, pues físicamente muchos de los tripulantes quedaron tocados-  a Inglaterra. 

El libro ejerce una atracción morbosa. A medida que avanzamos vemos aumentar el sufrimiento de estos héroes, pero también somos conscientes de la enorme aventura humana que supuso, el reto, la inteligencia, pues ante cada problema el prodigioso Shackleton encontraba soluciones e iba alentando a los hombres ofreciéndoles más alimentos y mantas, quitándoselas él mismo. Su aliento hizo que no se desfalleciera, que no se desmoronaran en mitad del hielo, alejados de la civilización, donde podían haber muerto en más de cien ocasiones. 

Es un viaje de superación de obstáculos y un ejemplo de cómo la inteligencia humana puede desarrollar la fuerza para el dolor más indescriptible. Y eso es lo más interesante del libro, lo que se destaca por encima de todo y lo que diferencia esta aventura de las que los noruegos y Scott vivieron antes que Shackleton: el hombre que estaba al mando, sin el cual el viaje hubiera sido otro. 


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